Enrique puso un córner perfecto como era habitual en él y Campos, uno de los dos magníficos cabeceadores con los que contaba el equipo, ganó la partida por aire y mandó el balón a la red. Allí consiguió una Copa de la Liga en 2003. Al año siguiente firmó para la Fiorentina, donde jugó a gran nivel durante cuatro temporadas, al punto que en 2016, con motivo de la celebración de los 90 años de la institución viola, fue premiado como el mejor defensor en la historia del club.
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